El siglo XX nos ha dado grandes inventos que nos han facilitado bastante las situaciones cotidianas. En toda referencia a la historia de la ciencia y la tecnología, es preciso distinguir entre la fecha de una invención o un descubrimiento y el momento en que comienza a hacerse sentir su impacto social. A veces el intervalo es muy breve, pero en otras ocasiones puede medirse en años o incluso en décadas. Por otra parte, las consecuencias se pueden sentir más rápidamente en algunos sitios que en otros y es posible que nunca lleguen a los parajes más remotos.

La fotocopiadora.

Tiene sus orígenes como medio impreso, desde Gutemberg. Los procesos de duplicación mecánica abrieron el acceso a la cultura e información, que hasta entonces eran contenidos en manuscritos manuales. En 1867 la aparición de la máquina de escribir aumentó la posibilidad de duplicar originales. Antes de la llegada de la copiadora, hacer una reproducción de un documento requería un gran trabajo basado principalmente en la fotografía o la mimeografía. Lo común para duplicar un documento era usar papel carbón (papel de calca o de calcar); pero en 1903, el norteamericano G. C. Beidler descubrió el modo de hacer la reproducción rápida de un documento por revelado instantáneo de un negativo fotográfico, técnica que patentó en 1906. Este revelado rápido dio origen a las primeras fotocopias, más parecidas a una fotografía que a la copia corriente que conocemos hoy, obtenida de la fotocopiadora.